tú que nos cantas en silencio,
tú que nos enseñas a través de nuestros semejantes,
guía mis pasos con firmeza y sabiduría.
Que pueda ver las lecciones en mi camino,
que sepa honrar el propósito de todas las cosas,
Ayúdame a tocar con respeto,
háblame siempre desde la parte recóndita de mis ojos.
Ayúdame a observar no a juzgar,
que no cause daño alguno,
y pueda dejar tras mi visita
un legado de música y belleza.
Cuando regrese a la Eternidad
que el círculo pueda cerrarse
y que se abra la espiral.
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