4 de agosto de 2015

NUEVA MEDICINA, LEYES BIOLOGICAS

Dr. Ryke Geer Hamer

La humanidad le debe el conocimiento que hoy tenemos de la Nueva Medicina Germánica a un sabio médico alemán, el Dr. Ryke Geerd Hamer, especialista en Medicina Interna, que además cursó la carrera de Teología. Hamer ejerció durante quince años como jefe de diversos servicios en varios hospitales de Alemania. En la década de los 70 llevaba ya un tiempo dándose cuenta de que la medicina era muy especulativa, que no encajaba entre las otras ciencias. Se dio cuenta que faltaba algo, que no había orden ni concierto.

En 1978, tras la muerte de su hijo Dirk, que fue un hecho determinante, Hamer padece un cáncer de testículo y su esposa, que es médico oncólogo, desarrolla un cáncer de mama izquierda. Lo que lleva a Hamer a cuestionar cómo es posible que dos personas sanas y relativamente jóvenes, desarrollen un cáncer y lo relaciona con el hecho traumático de la muerte del hijo de ambos. 

En esa época Hamer era el jefe de los servicios de Radiología, Oncología y de Medicina Interna, por lo que estaba en condiciones muy especiales para llevar a cabo su tarea de investigación. En el Hospital Universitario donde trabajaba empieza a hacer algo que aunque es muy básico, no lo hacen los médicos en la actualidad, que es conversar con el paciente para saber su opinión sobre la causa de su enfermedad. Les empieza a preguntar a los enfermos de cáncer del hospital si han vivido alguna historia o algún incidente altamente traumático en su vida, anterior a la aparición del cáncer. Para su sorpresa encuentra que absolutamente TODOS refieren una historia altamente dramática en un tiempo anterior a la aparición de la enfermedad. 

Luego empieza a analizar por descarte, por tipo de enfermedad. Encuentra que cada 100 casos con el mismo tipo de cáncer, todos los pacientes refieren el mismo tipo de hecho traumático con los mismos matices, siempre hay un denominador común. Lo que lo lleva a comprender inicialmente la relación entre las vivencias de las personas (psíquis) y el órgano lesionado. Lo más importante es que no hay un promedio de incidencia elevado de un 95 o 98 %, que sería muy importante, sino que es del 100%. Es en este punto donde comprende que está tocando leyes de la naturaleza. Las leyes de la naturaleza son absolutas, se cumplen en el 100% de los casos, como la Ley de la Fuerza de Gravedad.

Los médicos de la medicina oficial trabajan con hipótesis, con axiomas no contrastados, con mucha especulación. Esto hace que varios pacientes sometidos a un mismo tratamiento obtengan diferentes resultados. La medicina clásica es la única ciencia que hasta el descubrimiento de Hamer trabajaba sin leyes. 

Hamer comprende la estrecha relación entre la psiquis y cada órgano, y del error de la medicina oficial de dividir el cuerpo humano en especialidades, perdiéndose así la visión de conjunto.

Hamer, que es radiólogo y experto en tomografías computarizadas, ante la posibilidad de que el cerebro pueda dar alguna señal de lo que está pasando a nivel psíquico y a nivel orgánico, se sienta un día ante un scanner que tiene en el hospital en el que es jefe del servicio y empieza a hacer scaners cerebrales a pacientes con una patología no neurológica, cosa que nunca se hace en medicina.

Él está cansado de ver unas imágenes en los TAC que la medicina nunca ha sabido explicar, son círculos dispersos que se le atribuían a problemas de la máquina. Sorpresivamente comprueba que esos "artefactos" aparecían en el 100% de los casos en el mismo lugar cuando analizaba 100 casos de pacientes con la misma patología. De esta manera descubre que esas imágenes circulares no son "artefactos", sino la señal cerebral de lo que ocurre a nivel psíquico y orgánico. 

Para descartar la teoría de los artefactos de la máquina fue a la Siemes, que es en Alemania la empresa más grande que produce todo tipo de aparatos de Radiología. Se pone de acuerdo con el jefe de ingenieros de esta empresa y se crea un protocolo y durante seis meses acuerdan estudiar a pacientes con dos máquinas diferentes para ver si las imágenes son realmente artefactos o están en la cabeza del individuo. El protocolo es muy sencillo y hoy puede hacerse en cualquier servicio de Radiología. Si el artefacto lo está produciendo la máquina y la máquina lo produce en una determinada dirección en relación a la cabeza del paciente se gira la cabeza del paciente. Si la imagen se produce ahora en el mismo lugar anterior se está frente a un artefacto. Si la imagen se mueve junto con la cabeza del paciente es porque el objeto está en la cabeza y no es producto de la máquina. Si se repite la experiencia con otra máquina diferente y ocurre lo mismo se confirma el resultado.

Lo que se había planeado como un protocolo para seis meses en dos meses quedó resuelto, comprobándose así el descubrimiento de Hamer de que las imágenes eran la señal de las enfermedades orgánicas. Quedando así definida la 1ra Ley de la Nueva Medicina Germánica.

Hamer continúa investigando a gran velocidad y descubre que la enfermedad es un proceso bifásico. La imagen del cerebro puede ser de dos formas:

- En forma de diana, un círculo con un punto en el medio.
- En forma de mancha, un círculo con una mancha negra, un edema cerebral.

Los pacientes que lo tienen en forma de diana tienen el conflicto activo, están viviendo el conflicto en ese momento. Si se le pregunta al paciente sobre el contenido del conflicto el paciente da una respuesta de este tipo: sí, todavía estoy enojado con mi hermano o yo todavía estoy pendiente de la herencia de mi tía. Esto ocurre en el 100 % de los casos.

Los pacientes que lo tienen en forma de mancha, han tenido el conflicto pero lo han resuelto. Esto también ocurre en el 100 % de los casos. De esta manera Hamer descubre la 2da Ley de la Nueva Medicina Germánica.

En esta fase de investigación Hamer encuentra algo que no concuerda. Muchas veces está el conflicto en solución; con su imagen cerebral en forma de mancha; a nivel psíquico, hablando con el paciente, este relata que tuvo el conflicto pero que ya lo ha resuelto; y en ese momento empiezan a aparecer los síntomas a nivel orgánico. A veces no existe relación entre el estado emocional del paciente, su estado cerebral y algunas enfermedades. En la fase activa no han dado señal, sin embargo en la fase de solución empiezan a dar sintomatología.

Cuando Hamer llevaba observados alrededor de 10,000 casos, y después de haber trabajado de forma puramente empírica, documentando sistemáticamente todos los casos, coleccionando los escaners cerebrales y los resultados histológicos; los reagrupó y comparó, comprobando que se desprendía de ello un resultado impactante que hasta entonces se hubiese creído imposible, que existía un sistema.

Muchos pacientes desarrollaban, durante la fase activa, un tumor compacto, es decir, una proliferación celular. Otros en cambio desarrollaban algo durante la fase vagotónica, tras la conflictolisis. Y difícilmente podía tratarse de lo mismo. Existían dos clases de proliferación celular: una especie de proliferación celular en la fase simpaticotónica de actividad conflictual, y otra especie de proliferación celular en la fase de curación de aquellas enfermedades que durante la fase de actividad conflictual habían cursado con reducción celular (agujeros, necrosis, úlceras, abscesos).

Estas enfermedades presentaban proliferación celular en su fase de curación, con lo que empezó a comparar incansablemente estos diversos fenómenos. Así comparando, Hamer acabó por descubrir el sistema de funcionamiento. Constató que los tumores que se formaban durante la fase de actividad conflictual por proliferación celular tenían siempre sus relés cercanos uno de otro en el cerebro, concretamente en el tronco cerebral y cerebelo. Estas dos partes del cerebro constituyen en su conjunto lo que denominamos el cerebro antiguo. Así pues, todas las enfermedades cancerosas que manifestaban una proliferación celular en el transcurso de la fase de actividad conflictual tenían sus relés (el punto desde donde eran dirigidas) en el cerebro antiguo.

Todos los supuestos tumores, que no son más que una forma de curar exuberante, excedentaria, son durante la fase activa del conflicto, agujeros, úlceras o necrosis, con relés cerebrales siempre localizados en el cerebro propiamente dicho.

El descubrimiento de estas correlaciones sistemáticas marcó, en 1987, el nacimiento de la 3ra Ley de la Nueva Medicina Germánica, que es la confirmación de la 2da Ley. Esta ley constituye la primera clasificación sistemática del conjunto de la medicina.

En este contexto el término ontogenético significa que ni la localización del Foco de Hamer en el cerebro, ni el tipo de los tumores o de necrosis son casualidad. Por el contrario, todo está programado de forma muy lógica e inteligible por la historia de las transformaciones ocurridas en el individuo desde la fecundación hasta su perfecta constitución, es decir, la ontogénesis.

Esto llevó a Hamer a investigar sobre Embriología. Esta ciencia es la parte de la medicina que estudia la evolución del embrión, desde el momento de la fecundación hasta el momento del parto. Se dice que la ontogenia es la recapitulación de la filogenia. Eso significa que la evolución de las diferentes especies hasta llegar al hombre queda resumida durante la fase embrional e infantil. En el desarrollo embrionario sabemos que existen tres hojas embrionarias diferentes que se forman desde el preciso instante del desarrollo del embrión, y de las que derivan todos los órganos:

- La capa embrionaria interna o endodermo
- La capa embrionaria media o mesodermo
- La capa embrionaria externa o ectodermo

La 3ra Ley llevó a Hamer a descubrir la 4ta Ley de la Nueva Medicina Germánica, al darse cuenta de que las enfermedades, supuestamente infecciosas, estaban siempre precedidas por una fase de actividad conflictual y es únicamente una vez que se ha resuelto el conflicto cuando los microbios pueden entrar en acción, y por supuesto, están activados y dirigidos por nuestro cerebro.

Los microbios lejos de ser nuestros enemigos, son auxiliares en el sentido de que se llevan los escombros de las secuelas del cáncer una vez que el tumor, tras haber cumplido su misión, deja de ser útil. O bien son las bacterias y los virus los que ayudan rellenando agujeros y reparando los desperfectos ocasionados por las necrosis y las destrucciones tisulares del otro grupo, el grupo gobernado por el telencéfalo. Son pues, de principio a fin, nuestros fieles ayudantes, nuestros trabajadores despreciados.

Hamer descubrió que la idea que se tenía del sistema inmunitario (un ejército luchando contra la invasión de los villanos microbios) es absolutamente falsa. El sistema inmunitario no es más que un espejismo, construido a base de hipótesis. En las enfermedades consideradas infecciosas se había olvidado o negligido su primera fase.

Finalmente Hamer plantea la 5ta Ley de la Nueva Medicina Germánica, que se basa en la comprensión de que la llamada "enfermedad" no es más que un proceso lleno de sentido que se comprende a través de la evolución del ser, un programa especial que pone en marcha la naturaleza.

Esta es realmente la quintaesencia de la Nueva Medicina, la que le da pleno sentido. Esta perspectiva, comprensible y lógica, resitúa nuestra visión de las "enfermedades"; lo que eran simples malestares y estorbos resulta que son esos programas especiales llenos de sentido que nos brinda la madre naturaleza. A través de ellos se nos brinda la oportunidad de poder recuperarnos y compensar los desgastes provocados por ese conflicto biológico, que es distinto del psicológico.

Pero no hay que tener pánico, ése es el programa especial en marcha, la naturaleza nos ayuda siempre con estos programas para regenerar cualquier "mal". Si observamos bien, comprendemos y no tenemos pánico, volveremos de nuevo a estar curados y regenerados. Sabemos que entre los animales ese mismo proceso se produce sin problemas, porque sobreviven espontáneamente en un 80 ó 90%, sin terapias. Así podemos entender mejor como con nuestras polipragmáticas pseudoterapias se han desencadenado catástrofes sin sentido.

Aunque la Nueva Medicina Germánica está oficialmente prohibida en varios países de Europa, esta ha sido ya confirmada en 30 verificaciones públicas, documentada y firmada por médicos y profesores.

El Dr. Ryke Geerd Hamer desde el año 2005 fue propuesto para Premio Nobel de Medicina, por el director de la prestigiosa revista Discovery DSalud, el señor José Antonio Campoy, durante el 1er Congreso Internacional de Medicinas Complementarias y Alternativas en Cáncer, celebrado en Madrid. Siendo acogida esta propuesta con una gran ovación por parte de la inmensa mayoría de las 1,200 personas presentes. En la actualidad el Dr. Hamer se encuentra viviendo en Noruega donde continúa investigando y descubriendo nuevas cosas sobre los procesos biológicos.

"Finalmente tuve que preguntarme si nuestro entendimiento y nuestro concepto de enfermedad no habían sido completamente erróneos, debido a nuestra ignorancia acerca del propósito biológico de la enfermedad." 

"...Y añadiría, atónito y dolido: "En los últimos años he sufrido amenazas de muerte, caza de brujas, persecución por los medios de comunicación y prohibición de ejercer la medicina, así como diversos intentos de atentado y amenazas de psiquiatrización forzada, "por distorsión de la realidad", hasta llegar a ser encarcelado todo un año simplemente por informar gratuitamente a tres personas sobre la Nueva Medicina. ¿Le parece a alguien normal?" ...

Ryke Geerd Hamer



La Nueva Medicina Germánica® no es una "medicina alternativa", ni una "medicina integrativa", ni tampoco una "medicina complementaria"; ofrece un sistema científico completo fundamentado en Cinco Leyes Biológicas que explican la causa, el desarrollo y sobre todo la curación

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