· Podemos vivir sin religión ni meditación, pero no podemos sobrevivir sin afecto humano.
· La esencia del cristianismo y el budismo es la misma: la práctica del amor, para lo cual es necesario poner énfasis en el perdón y compartir el sufrimiento ajeno
· Recuerda que no conseguir lo que quieres a veces significa un maravilloso golpe de suerte.
· Abre tus brazos al cambio, pero no dejes que tus valores se escapen.
· La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás.
· Todas nuestras vidas empezaron con el afecto humano como primer soporte. Los niños que crecen envueltos en afecto, sonríen más y son más amables. Generalmente son más equilibrados.
· Si nuestra mente se ve dominada por el enojo, desperdiciaremos la mejor parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y decidir lo que está bien o mal.
· Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar.
· La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.
· Tanto el creyente como el no creyente son seres humanos. Debemos tenernos un gran respeto.
· La tolerancia y la paciencia son mucho más profundas y efectivas que la mera indiferencia.
· Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas y tradiciones, lo importante es que todas coinciden en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás.
· La muerte nos iguala a todos. Es la misma para un hombre rico que para un animal salvaje.
· La bondad o la maldad de los actos la determina su fruto
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