De nuestro curso de los miércoles, a las 19:30...los esperamos.
En las
escuelas Pitagóricas de la antigua Grecia, los alumnos más avanzados se
dedicaban a estudiar desde ciencias naturales hasta las del auto conocimiento.
Se les denominaba mathematikoi, "aquellos que lo estudiaban todo".
Hoy, el término
"matemática" se encuentra reducido a meras operaciones aritméticas, y
los números son vistos como simples cantidades a las cuales aplicar una u otra
operación para obtener una cifra resultante; simples memorizaciones de
procedimientos que buscan una "respuesta correcta". Ya nada se habla
de las características de cada número en sí, o de las maneras particulares en
que se relacionan unos con otros, al punto en que ya casi olvidamos que número
y forma expresan conceptos holísticos mucho más allá de sus propiedades
cuantificadoras.
Sin darnos
cuenta, lo que alguna vez fue una visión amplia, con el tiempo se fue
reduciendo a un concepto estrecho y materialista. No debiera entonces extrañarnos
que sea precisamente el materialismo uno de los principales problemas de
nuestra época.
Y es aquí donde
debemos recordar que una infinidad de culturas ancestrales a lo largo de
nuestra historia y por todo el mundo - griegos, hebreos, egipcios, mayas,
orientales y tantas otras - asociaban a los números con formas geométricas que
portaban un significado superior, trascendente y vinculante. Más allá del uso
cotidiano que indicaba cantidad, cada número y su forma asociada representaban
un principio, una estructura y un proceso en particular, manifestado en la
Vida y en el Cosmos, conformando una visión integral, holística, planteando
un significado tanto práctico como filosófico capaz de
explicar el mundo a través de números, formas y patrones, tanto en lo interno
(Microcosmos) como en lo externo (Macrocosmos). Esta ciencia llega hasta
nuestros días bajo el nombre de Cosmometría,
Metageometría o sencillamente Geometría Sagrada.
La Geometría
Sagrada plantea que el mundo puede ser un misterio, pero no un secreto, ya que
todo lo que necesitamos saber ha sido puesto ante nuestros ojos; todas las
claves de los misterios del Universo están a nuestro alrededor, a plena vista, formando la
Creación. Existen ciertas fuerzas invisibles - llamadas campos morfogenéticos
por algunos - que al ir haciéndose visibles por medio de la materia
hacen que todo en la Naturaleza adopte una forma geométrica específica, siga un
patrón en particular. Así, cada hoja, cada fruto, cada ser viviente posee una
estructura, y es a través de ella que la Creación nos enseña las diversas
relaciones y roles existentes entre los distintos elementos que componen el
mundo.
Galileo decía
que "La naturaleza está escrita sobre aquel gran libro que siempre está frente
a nuestros ojos — me refiero al Universo — pero no podremos comprenderlo si
antes no hemos aprendido el idioma y los símbolos con que ha sido escrito. Este
libro está escrito en lenguaje matemático, y los símbolos son triángulos, círculos
y otras figuras geométricas, sin cuya ayuda es imposible comprender una sola
palabra de éste; sin la cual uno deambula en vano a través de un oscuro
laberinto".
La
Naturaleza es Dios en manifestación, y como tal, es infinita en cantidades.
Existen millones de seres; pero las formas que los componen son pocas, y estas
formas se repiten una y otra vez en distintos tamaños y materialidades. Algunas
tradiciones dirían incluso que se trata de "sólo unos pocos actores,
presentándose a través de muchísimos disfraces".
Así, la
Geometría Sagrada como lenguaje sintetiza las verdades inherentes a las formas
en la naturaleza, verdades que cualquiera puede constatar. Y a diferencia del
frío universo descrito por el actual modelo científico imperante, la Geometría
Sagrada revela una visión de mundo unificada, con un mensaje de unidad, belleza
y armonía, y que despierta la conciencia hacia una existencia de mayor luz,
propósito y plenitud.
Habitualmente
la palabra "Cosmos" la interpretamos como “espacio exterior”,
cuando su origen - la voz griega Kosmos - significa sencillamente “tejido”.
Por tanto, "cosmología" vendría a ser el estudio del tejido
universal, es decir, de la conformación de la Creación y de las relaciones
armónicas entre sus elementos, incluyéndonos a nosotros mismos y nuestro lugar
dentro del orden natural. Así, la relación entre el hombre antiguo con el
Universo era sabiéndose parte de un gran tejido, de una gran obra geométrica.
Observaron,
por ejemplo, que en el cielo el planeta Mercurio formaba veintidós círculos en
torno al Sol en siete años. Y que Venus en ocho años trazaba una figura de flor
de cinco pétalos alrededor del Sol. Lo mismo Marte, Júpiter y Saturno, trazando
cada cual sus propios patrones en el firmamento.
Fue así como
los filósofos fueron aprendiendo que números y formas (círculo, línea, triángulo,
cuadrado, etc) constituían un lenguaje consistente y comprensible, un sistema
de arquetipos presentes en todo el Universo, desde la más pequeña partícula
subatómica hasta el mayor de los conjuntos de galaxias; en cristales, plantas,
frutas, vegetales; en fenómenos climáticos, cuerpos animales y humanos. Todo en
la Creación está compuesto de patrones que a su vez son parte de otros patrones
mayores, lo que nos recuerda aquella Ley Hermética que señala "como es
arriba, es abajo, y como es adentro, es afuera" - la fractalidad
del Todo Lo Que Es.
De esta
manera vamos descorriendo un poco el velo, y comprendiendo que iniciarse en
Geometría Sagrada es adentrarse en un viaje fantástico por el maravilloso “tejido”
que es la Naturaleza, en donde los significados y conexiones entre sus formas y
patrones se van relacionando - desde las partículas y moléculas hasta los
grupos de galaxias; los infinitos seres que la habitan; los fenómenos climáticos
y temporales, hasta la misma constitución del Espacio/Tiempo - todo está
organizado bajo un gran patrón original.
Para
comenzar a vivirlo en carne propia, hay que partir por lo más sencillo: buscar
formas básicas en la Creación, y ver los números que representan: el Uno y el círculo,
el Todo; el Dos y el nacimiento de la línea como unión entre dos puntos, y así de
la dualidad, los opuestos, la tensión y el movimiento. Luego el Tres, el
nacimiento del triángulo, el primer polígono, y con éste, el plano; el
Cuatro y la aparición del volúmen, la tercera dimensión, el cuadrado, asociados
a la Materia y sus ciclos; el Cinco y las primeras formas de vida y su
crecimiento, la Quintaesencia. Le siguen el Seis y la estructura del espacio,
el Siete y la heptarquía mística, el Ocho como puente entre Cielo y Tierra, Espíritu
y Materia; el Nueve como la firma de Dios, el Todo y la Nada… y así sucesivamente
vamos apreciando un devenir de formas y principios que van bailando unos con
otros en eterna Danza Cósmica, poco a poco subiendo en complejidad, hasta
alcanzar principios y estructuras cada vez más ricas en significado e
implicancia, como los llamados Sólidos Platónicos; la Semilla, Flor y Fruto de
la Vida; Phi y la Sección Aurea. También la secuencia Fibonacci, las
estructuras toroidales, la Merkaba, el Cubo de Metatrón, y tantas otras geometrías
fascinantes que han regresado desde la noche de los tiempos - y quién sabe si
junto a algunas nuevas - trayendo consigo increíbles y fascinantes aplicaciones
científicas, arquitectónicas, terapéuticas, entre otras.
Todas ellas vienen
para ayudarnos a comprender que lo que llamamos Geometría Sagrada es
verdaderamente una invitación a cobrar consciencia de que no somos
independientes sino interdependientes, ya que todos sin excepción
formamos parte de la gran “malla cósmica”, y como afirmaron las grandes tradiciones,
todos integramos el Gran Uno, el Todo Lo Que Es.
Fuente: Profesor Roberto Jaras Lira
No hay comentarios:
Publicar un comentario