5 de octubre de 2017

Preocuparte no te lleva a ninguna parte.


                                                 



“Un hombre puso un pequeño restaurante al borde del camino. Como su comida era buena y él era muy alegre todo el que pasaba por ahí se detenía a comer algo.

Con el tiempo su hijo creció y lo mandó a estudiar a la universidad, mientras él continuaba atendiendo su exitoso restaurante atestado de clientes y turistas. Todo marchaba muy bien hasta que su hijo recién graduado de economista vino a visitarlo y le advirtió: - Viejo, tú vives ajeno a lo que pasa en el mundo, todo está en crisis. La situación económica del país es cada vez peor, poco a poco tu clientela decaerá y tendrás que cerrar, de modo que como experto en economía te recomiendo que empieces a reducir tus gastos y que no inviertas más hasta que la situación del país mejore.

 El padre preocupado hizo caso a su hijo y empezó a recortar gastos. Abría su negocio más tarde y cerraba más temprano, despidió algunos de sus empleados, compró alimentos de inferior calidad, la comida ya no era la de antes, y lo peor de todo fue que perdió su alegría y salud de tanto preocuparse. Sólo hablaba con sus clientes de las malas noticias que veía en la TV que le compró su hijo. Pronto ahuyentó su clientela, ya nadie entraba a su restaurante y el viejo se lamentaba y decía: ‘¡Qué sabio es mi hijo, todo está en crisis… él tenía toda la razón!’”.

 En tiempos de cambio e inestabilidad, la preocupación desgasta.....no pierdas el entusiasmo!!!.  Las imágenes negativas que se crean en la mente y que alimentan nuestros temores e inseguridades, nos hacen perder la tranquilidad y hasta se convierten en la causa del fracaso en un momento dado. La mayoría de las veces lo que nos preocupa nunca sucede, pero si lo permitimos nos desgasta emocionalmente y nos roba la posibilidad de vivir con felicidad. 

                                                       
                                                            


Todos sentimos temores y preocupaciones innecesarias que nos atormentan como la posibilidad de morir de una enfermedad incurable, un accidente de avión o auto, perder nuestro trabajo, un terremoto, las cuentas por pagar, etc. Podemos pasarnos el resto de nuestras vidas preocupados y angustiados por lo que imaginamos que sucederá, lejos de mejorar las cosas acabaremos con nuestra tranquilidad y la eficacia que necesitamos en la actividad diaria, ya que, la preocupación sólo nos paraliza.

Para soltar las preocupaciones lo mejor es la acción, no pienses tanto, atrévete a enfrentar con valentía la situación que te preocupa; ésta es la mejor manera paraminimizar el temor.
      
    - ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? Piénsalo, asúmelo y resuélvelo mentalmente.    

       Recuerda la oración de San Francisco de Asís : "Si está en tus manos hacer algo para solucionarlo ponte a trabajar inmediatamente y si no puedes hacer nada acéptalo  suéltalo".  

 ¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida   es maravillosa y todo va a estar bien!

Fuente: Revista Vida Consciente



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